
Sentimos las caricias de nuestros cuerpos,
Rozamos las entrañas desbordadas.
Dimos rienda suelta a nuestros deseos.
Nos juntamos en una sola alma.
Los suspiros en el silencio, desbordaban la calma,
Las piernas entrelazadas se amaban, se enganchaban,
Dos cuerpos inmersos en juegos, del mundo se olvidaban,
Eran dos suspiros los que se escuchaban.
Rompieron el silencio de la noche,
Se acariciaron el alma, sintieron el placer que el amor de una forma desorbitada,
Viajaron por toda la piel y cada poro traspiraba la esencia del amor de dos almas
Se dieron lo que tanto anhelaban y al final solo quedo en dos suspiros y un alma.
Flor Jimenéz.
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