Es medianoche. Mi piel se destiñe en colores brillantes. Con mi aliento en tus labios, la luna sueña un amor desgarrado de pasión salvaje. Ambos fuegos alzando su locura en el goce del alma, arrancando gemidos de estrellas. Solos, sudando estrellas, volaremos al corazón de la noche y allí el deseo marcara la mañana con un beso de adiós, para despertar con el roció entre los rosales y recordar, en cada pétalo, nuestro amor.
Flor Jiménez,
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