Pasamos gran parte de nuestras vidas, buscando y exigiendo respuestas, cuando lo importante, sería respondernos respirando. Transitando el día a día, sin esperar que lo repentino se transforme en verdad, solo porque lo necesitamos.
Asumiendo que por naturaleza, vivimos urgidos intentando alcanzar al destino, pero olvidamos los momentos que perdimos durante semejante carrera. Difícilmente se repitan, o los recuperaremos.
Pero nos debería quedar al menos, la enseñanza de la humildad, que con la paciencia, supera cualquier espera.Aprendamos a querer, a disimular las ansiedades que se esconden en los relojes, a celebrar las pausas, y a repetirnos las veces que fuesen necesarias.
La vida, es un minuto que parece eterno, pero apenas dura los segundos, en el que seremos lo que intentamos.
Si todos aprendiéramos a ser más humildes, habláramos más y dijéramos realmente lo que sentimos en el momento justo y necesario...Qué bonita y que mejor seria.
Flor Jiménez Gualda.
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